Hace dos días, tuve una pesadilla horrorosa: Te apartaban de mi, para que fueras a vivir a un lugar más amplio. Después, habiendo ya despertado, te vi triste mientras limpiaba el piso.
Tú no sabías hablar como las gentes, pero sí aprendiste a comunicarte con sinceridad. Y así te comunicaste siempre: Si había una puerta que abrir, la abrías; si había que escalarla, la escalabas. Aprendiste a tocar.
Protegiste siempre a tu familia y nos amaste a todos.
Hoy te fuiste adelante y vas corriendo a gran velocidad. A veces vas a mirar hacia atrás, pero no te detengas. Es tiempo de correr, con libertad. La seña de color rojo que es tu distintivo, se va a confundir entre el pelo bermejo; pero cuando te alcance me reconocerás por las bermudas y yo a ti por la particular forma de andar. ¡Pero practica tu salto, porque habrá muchos obstáculos con los cuales jugar!
No te apartaron de mi ni de nosotros: el amor que siempre mostraste a tu familia es bien correspondido por todos. Juega mucho en el río, juega con otros amigos. Ahí te vamos a alcanzar, pero a sabes que eres más veloz que todos, así que nos vamos a tardar un tiempo.
Después de todo, los lugares amplios son tus preferidos. Aliméntate bien y bebe suficiente; te mandamos un pequeño abrigo por si acaso, y las palabras más bonitas de todas.
Gracias por todo y que descanses. Nos olemos luego.