Me es difícil salir. De hecho, me es difícil abrir la puerta –cualquier puerta.
Ya era parte de la rutina apuntar la mirada hacia donde seguramente estarías, pero ya no estás. Hoy me preguntaron directamente por ti, al no verte como de costumbre, y fue muy difícil responder; esto va a seguir pasando varios días o semanas más, cada vez menos.
Así es esto: Unos, como siempre fuiste tú, son más veloces y se adelantan en el camino. Otros rodamos en la silla y no mucho más.
Es que somos seres de costumbres, y los cambios cuestan. Este cambio me llegó repentinamente y no estaba preparado. Pero el mundo y la vida –mi mundo y mi vida- siguen aquí; vamos pa’lante con mucho amor.
Hoy hubo progreso con eso de volver a aprender a caminar. Es hora de marchar, Nos olemos luego.