No sé cuántos somos, pero somos muchísimos.
Muchos más que 132; muchos más que unos cuantos.
(Estudiantes de) ingenieros y científicos de todos los sabores. Trabajadores sociales, arquitectos, abogados y médicos. Economistas. Matemáticos.
También me di cuenta de la presencia de trabajadores de distintas áreas. Vi letreros que decían MTS y otros con ESME.
Nunca en mi vida había estado en medio de tantas personas, en medio de tanto calor. Yo conté al menos seis horas-gente, y estoy bien seguro de que fueron varias más. Tomé algunas (muy malas) fotografías, y afortunadamente estoy seguro de que hay muchas más ya mismo en Internet; algunas de ellas son aéreas y tan amplias que, con el perdón de la expresión, el que no lo crea es peña.
Y no acaba aquí. Sé que varios de mis amigos en el mundo también se unieron a la causa en protesta. Sé que miles de desconocidos al rededor del mundo hicieron lo propio.
El reclamo particular es porque exigimos que nos regresen con vida a los 43 desaparecidos de Ayotzinapa.
Tú no necesitas megáfono/altavoz –me dijeron-. Hablas muy fuerte.
Pero todos hablamos más fuerte que yo. Gritamos. Todavía lo escucho.
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